jueves, 30 de septiembre de 2010

De cartón piedra


Se lo robó de la vitrina de una boutique.

“DANIEL F SE ENAMORA DE MANIQUI”

Como sacado de una fabula, Daniel Valdivia Fernández, canta-autor peruano más conocido como Daniel F. hurtó un maniquí de una prestigiosa boutique del centro de Huancayo llevándoselo a su casa ubicada en el Jr. Ancash #1151; creyendo en su insana mente que era una mujer de la cual aparentemente se habría enamorado, los hechos ocurrieron la noche del sábado 10 de abril del presente año, según la vendedora que laboraba en el lugar, Daniel habría acudido diariamente durante aproximadamente un año a la vitrina donde se exhibía el maniquí de una novia hasta que el día en el que se llevaron a cabo los hechos. Llevado por un arranque de locura, rompió las lunas del escaparate donde se exhibía a esta “mujer de cartón” logrando su cometido corrió con ella en brazos hasta llegar a su casa, vecinos del actual paciente psiquiátrico dieron aviso de lo que se estaba llevando a cabo en el domicilio del cantante, al notar que era un comportamiento insano llamaron al hospital psiquiátrico para que se lo llevaran; actualmente se encuentra en tratamiento siendo su diagnostico reservado.

Rosa Hernández P.

El cuervo blanco


“El hombre feliz es más raro que un cuervo blanco”


Amigos:

¿Quién no ha sentido el desamor? ¿Quién no se ha visto traicionado? ¿Quién no ha sufrido y llorado cuando un ser amado se embarca rumbo al hades?

Todos lo sentimos, todos lo sufrimos, todos lo vivimos, y en la multitud de personas que rebuscaron en su pasado y revivieron las veces que sufrieron me encontraran. Pero les diré algo: no en toda esa caterva se ve una lúgubre mirada, algunos de ellos sonríen y tal vez ustedes demanden ¿Qué es lo que les pasa?
Les contare que es lo que les pasa:
Ellos sonríen porque fueron felices con esas personas, sufrieron tal vez, fueron traicionados, fueron ignorados, heridos y maldecidos pero al final todo esto valió la pena, porque amamos, porque sufrimos, porque vivimos.

Amamos y compartimos unos días, unas semanas, unos meses, unos años que más da, el tiempo es tiempo y al final que no se detiene y solo pasa; y esa persona que hoy ya no puede o ya no quiere estar a nuestro lado, nos amo, por eso nos brindo un minuto de las 24 horas de su vida. Entonces esos recuerdos siguen en nuestros corazones y es nuestra elección atesorarlos o llenarlos de rencor.

No digo que vivamos del pasado, pero hay que estar felices de que ese aire del pasado lo respiramos nosotros. Hay que estar felices de que lloramos, que reímos, que peleamos, que dimos y tal vez no recibimos; eso es lo que debe hacernos felices.

Tal vez hoy esa persona es feliz con alguien más o este en un mejor lugar, alegrémonos por ello, alegrémonos si aún el recuerdo, si la imagen sigue viva en nosotros.

La felicidad no hace falta buscarla la tenemos a lado todo el tiempo, está esperando a que nos decidamos a ser felices, no envilezcamos nuestros corazones de odio y rencor porque eso transmitiremos y evitaremos la senda de la felicidad. Entonces que esos labios se activen y muestren la curva que forma la alegría en nuestros rostros, seamos los sonrientes de la multitud los extraños de la masa, aquellos que en vez de maldecir y arrepentirse de algo le sonríen al futuro y dicen ¡Qué bueno que paso!, pues la alegría nos abre más puestas que la tristeza.

Entonces démosle una sonrisa al futuro, un” gracias” al pasado y un “adiós” al rencor.
Rescatemos nuestras buenas experiencias y desechemos las malas, que sigamos adelante subiendo la escalera del éxito de la mano de las buenas memorias y la felicidad.
Y si algún día hemos de morir llevémonos la satisfacción de haber vivido.
Rosa Hernández P.